John Arne Sæterøy (mejor conocido como Jason) es un autor de comics nacido en Noruega. Se trata de un artista famoso y prolífico fácilmente reconocible por sus personajes antropomórficos. En este caso reseño su cómic Hey, wait..., una cortísima novela gráfica de su autoría. Como ya mencioné, la firma de Jason son sus personajes antropomórficos y un habilidoso uso del silencio en sus viñetas. Estos elementos contrastan su simplicidad con la complejidad de las historias que pretende transmitir. En este caso, Jason deja en claro una cosa: no nacemos con un manual para lidiar con la tragedia que representa la adultez.
La historia se divide en dos partes. En la primera, presenciamos
imágenes de la niñez de los protagonistas: la escuela, la inocencia y
los juegos nos llevan a la vez a rememorar nuestra propia infancia.
Luego... la elipsis brutal, dolorosa. La vida se muestra cruel e
implacable, hasta irónica para uno de los protagonistas. En la parte dos
presenciamos lo que nadie quisiera, el fracaso, la depresión, la imagen
propia en el espejo, la foto rota de la infancia. Jason demuestra el
punto de que la tragedia tiene muchas formas pero quizá la mayor (y más
sutil) es volverse adulto. De la parte uno a la dos, pasamos de un mundo
en donde todo es posible, a uno asfixiante en el que todo es imposible.
Sobre
el dibujo, los personajes de Jason son siempre antropomórficos, sus
trazos son limpios y gruesos y gusta de las viñeetas silenciosas para
comunicarse mejor. En sus historias, un cuadro completamente oscuro y
vacío puede decir más que un diálogo.
Lo mejor:
1.
La historia. A pesar de ser cortísima tiene lo que debe tener para
representar una experiencia enriquecedora a cualquier lector.
2.
El dibujo. Yo no era muy fan de los animales con comportamiento humano
pero desde Maus poco me importa. Además trazar esta clase de personajes
permite que un lector se proyecte más fácilmente en lo que lee.
3. El silencio. Porque en este caso sí dice más que mil palabras.
Lo peor:
Conclusión:
El
estilo de Jason es tan simple pero a la vez muy inteligente... está
lleno de guiños y metáforas pero colocados de tal forma que no resultan
abrumadores. Para decirlo en pocas palabras, Jason no pretende pasarse
de intelectual. Es sorprendente que un cómic de unas 60 páginas o menos
resulte tan nostálgico y hasta cruel. Muy recomendable.
Sobre Sorel
Eterna estudiante de literatura con aburrimiento crónico
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