La novela inicia in media res. Algo se ve caer por la ventana.
Karel (o Carl) lee su periódico, las acciones han bajado. Su mujer
aspira la alfombra. Llaman a la puerta, Karel abre. "Su hijo se ha
tirado desde el tejado". El mundo de Karel Germonprez llega a su fin.
A partir de esa tragedia, Karel se convierte en un hombre incapaz de
comunicar su sentir de forma eficiente, recurre a una terapeuta y se
desconecta por completo de su entorno social, que se muestra apático. Se
encierra en sí mismo, piensa en el suicidio, le da vueltas al recuerdo
de Wannes, su hijo. El dolor y las alucinaciones que padece lo dejan en
una situación precaria. Se aferra a lo único que le queda: la silueta
dibujada en el sitio donde quedó el cadáver. Le aterra olvidar. Las dos
últimas hojas proporcionan uno de los finales más buenos que he leído.
Cabe
mencionar que Karel no es más que el alter ego de Willy Linhout, el
autor, que en 2007 perdió a su hijo de la misma forma. Por tal razón la
novela está escrita y dibujada con una naturalidad que sorprende. Los
años del elefante es probablemente una de las lecturas comiqueras
más dolorosas y complejas que he hecho en la vida. Son más de 100 hojas
dedicadas a explorar el dolor y la pérdida. No se trata de una serie de
viñetas cursis y baratas que llamen al llanto fácil. Es un descensus ad inferos (sin retorno) en un contexto muy peculiar.
Ese
contexto es cómico. Los trazos son sucios, en lápiz, los gestos se
exageran y las alucinaciones brindan un contexto surreal que se
contraponen a la seriedad del tema. Si no fuera por los constantes recordatorios de miseria, el lector pensaría que está leyendo la tira cómica del domingo. Es la risa más amarga que se puede
lograr. Creo también que es un historia diseñada para un público muy
específico: el autor mismo y gente que haya experimentado el suicidio de
un ser querido. Es por eso, por su alcance emocional, que ha sido una obra multipremiada en Europa.
Lo mejor:
1. El flujo de la narración, la mezcla entre la realidad y las alucinaciones está muy lograda. Además el cómic logra poner en la mesa todos los temas escabrosos alrededor del duelo: la terapia, las drogas, las ideas suicidas, los lazos familiares, el rompimiento con el mundo cotidiano... y todo lo hace sin ser un melodrama.
2. El contraste logrado entre el tema y un dibujo que parece más bien de tira cómica de los domingos.
3. Los usos de la silueta de Wannes a lo largo de la novela.
4. El final. Gran final.
3. Los usos de la silueta de Wannes a lo largo de la novela.
4. El final. Gran final.
Conclusión:
Si el tema les es sensible, la novela debería ser capaz de dejar alguna marca en sus lectores o al menos formular en sus mentes varias preguntas o reflexiones. La muerte, específicamente el suicidio de un ser querido, es un acontecimiento desastroso para los que se quedan. Linthout es un sobreviviente, uno de verdad, uno capaz de expresarse. Los años del elefante es una pintura íntima y entrañable del duelo. Lectura altamente recomendada.
Sobre Sorel
Eterna estudiante de literatura con aburrimiento crónico
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